La humanidad ha planteado duplas legendarias y famosas. Producto de la casualidad, de la maldad, de los acontecimientos históricos o de la genialidad de artistas han surgido innumerables personajes, que ayudados por un secuaz solidario transformaron el valor de la amistad.
Miles de documentos han entregado testimonios concretos alrededor de la amistad perenne o la compañía indispensable para iniciar una aventura. El Quijote y Sancho, configuran el primer recuerdo literario de un binomio dispar y al mismo tiempo integro. Cada uno encontraba en el saber del otro, respuestas e incógnitas desconcertantes pero al mismo tiempo edificantes, en cuanto a la búsqueda del entendimiento.
Manuelita y Bolívar, una pareja plena de anécdotas amorosas que rondaban lo lascivo y censurable hallaron, no sólo en el lecho sino también muy seguramente en las interminables charlas previas o posteriores a la batalla amorosa, un espacio para soportar la avanzada libertadora. No quedan sólo recuerdos de embates amorosos, nos quedan de igual manera las aventuras motivadas por el amor que permitieron soportar las largas jornadas y soledades de la empresa libertadora.
De las parejas producto de la historia no es posible dejar a un lado a Marco Antonio y Cleopatra, Pier y Marie Curie, Don Juan Tenorio y Doña Inés, Josefina y Napoleón, Los hermanos Lumiere, Los Hermanos Wright, Dalí y Gala, Gargantúa y Pantagruel, Watson y Holmes; y miles de binomios fantásticos ausentes, que con su ingenio y personalidad contribuyeron de alguna forma a enriquecer las anécdotas históricas, la filosofía, la ciencia, el arte, la tecnología o la política.
Para cerrar, restan las imágenes macabras que nos brindan los trágicos duetos que al unísono con la inteligencia y el crimen, nos despertaron incógnitas sin respuesta acerca de su conducta y actos contra natura. Sansón y Dalila, David y Goliat, Caín y Abel, Bruto y César, Churchill y Roosevelt, Lenin y Stalin, Rasputín y Nicolás II, Nerón y Popea, Bonnie y Clyde, Hitler y Mussolini… Bajos, rastreros y miserables duetos con intereses “loables” nos dieron a conocer la maldad en todas su formas, olores y sabores.
Contubernios incestuosos, complicidades amorosas, sociedades creativas, malvadas intrigas, celos y ataques despiadados; todos ellos liderados a través de los duelos contradictorios que sin duda configuran la historia mundial de la fantasía y la agobiante realidad en pareja.
Resta por encontrar y sugerir las parejas de nuestra historia local. Una historia colmada de singulares alianzas, risibles asociaciones y caricaturescas actuaciones que quizás no harían parte del terreno exclusivo de la ficción. Les dejo algunas: Uribe y Mancuso, Gaviria y Ana Milena, Petro y Gaviria, Arizmendi y Gossaín, Jotamario y Pacheco… Olivo y Gaitán, Sánchez y Varela, Educardo y Torres, Páez y Sánchez (o ahora, Gaitán), el cura y los niños de la sacristía (parejas swinger llamarían otros), Sanmiguel y La Canal…
Todas unidas por un vínculo oscuro y delgado entre la ilegalidad y la traición, entre la genialidad y el descaro. Estas parejas merecen un análisis antropológico, histórico y Psiquiátrico bien interesante. ¿Cuál sería su pareja famosa?
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