EL BASURERO INTERNÉTICO

Montones de páginas, fotos, blogs, grupos, correos e invitaciones sobre y para Chía, inundan la internet ¿Para qué tantos desechos informáticos sobre la ciudad? El profesor John Jairo Canasto arroja su luz, a diestra y siniestra, sobre el panorama virtual-informativo de la Ciudad de la Luna.

Desde la eminente mirada de un egresado (¡con honores!) del curso de virtual: "Manejo de herramientas de internet y mantenimiento de computadores"; el profesor Canasto nos ilustra con elocuencia acerca del panorama mediático local de la web.

El arribo del profesor Canasto a las instalaciones de la Casa de la Cultura (lugar más que apropiado para concebir esta entrevista), fue imponente. Verlo descender con gracia del Chevytaxy amarillo de la mano con un deteriorado maletín de cuero y vistiendo un alegre saco de rombos, le daba a su imagen el más puro sentido de eminencia. Inmediatamente, me vi sumida en ese halo mágico que irradian los trashumantes vendedores puerta a puerta. Procedimos sin más preámbulos a descifrar el problemático mundo de la internet chiíta.

Mire colega –Dijo mientras buscaba en su ajado maletín –Esto es una mierda. Chía está inundada de artefactos virtuales que no dejan de sorprenderme. –Me estiró el material que traía para la charla: la primera página impresa de google en la que resaltados, aparecían 109.000 resultados con la entrada “Chía Cundinamarca”. Sin demoras, el Profe Canasto comenzó a hablar acerca del problema que lo aturdía. He aquí algunos extractos de su diatriba:

“No puedo dejar de lado mencionar esta impresionante cifra: ciento nueve mil resultados en google en donde le puedo garantizar que la inmensa mayoría corresponde a negocios, comercio, finca raíz o cualquier cosa relacionada con todo, menos con una información certera de la ciudad. A duras penas y en inglés, Wikipedia me dice algo “relevante” (geográficamente hablando) acerca de la ciudad. Sólo me encontré con vínculos como: vendo terreno en Chía, vendo casa finca en Chía, ofertas de empleo Chía, venta de lote en Chía, busco amigo en Chía… En fin, un sinnúmero de negocios furtivos con base en la ciudad, pero al final de cuentas nada interesante.

“Ni siquiera se encuentran los grandes monopolios económicos o mejor dicho, los capitales que ennoblecen con altruismo a la ciudad de la luna y a sus arcas municipales. Me cansé de buscar número tras número cualquier referencia a alguna gran empresa y ahí confirmé que ni para google esas empresas son de acá. Andrés queda en Bogotá, centro Chía a la salida de Bogotá, la U de la Sabana queda en la autopista… Para ellos Chía es un nombre tan decorativo como su vinculación con la comunidad de la ciudad de la luna.

“Y mire doctora, –Abruptamente cambió el apelativo desde el instante en que la genial subsecretaria de cultura pasó a saludarnos a la Biblioteca siempre con ganas de figurar entre los grandes, –propuse una nueva búsqueda, ingresando los datos “Chía.gov” y, ¿qué me encontré? Una sugerencia de google en donde se me recomendaba una nueva búsqueda, “quizás quiso decir: “cia.gov”. Ahí me asusté por la muy probable intervención de la agencia de inteligencia gringa en el complot desinformativo chiíta. ¿Sería posible que los gringos tuvieran algo que ver con la pobre calidad de la información que se aloja en la red bajo el nombre de Chía?

“Me puse a buscar las páginas oficiales y en una: la de la gobernación, encontré una foto de la pagina chia.gov.co; supuse que era la entrada ¡al fin! a un portal medianamente serio sobre la ciudad, pero al darle click lo único que hizo el sistema fue ampliarme la fotico. No desfallecí en mi intento de encontrar el portal, ingresé la dirección y la página nunca cargó. ¿Será posible que tan acostumbrados al periodismo de estado, esta ciudad tampoco tenga una página que pontifique sobre las bondades del gobierno de turno?

Intempestivamente el maestro Canasto recibió una llamada a alguno de los tres celulares puestos sobre la mesa. Era una urgencia informática: la computadora de un cliente no encendía. –Hay que trabajar –dijo. Y se paró de la mesa, dejando en el aire el humor delicado que exuda un cuerpo al sentir la presencia del dinero inminente.

-Doctor, ¿En qué quedamos? –Le grité a lo lejos desesperada porque sus sentencias me harían falta.

-Fresca china, la otra semana hablamos de los grupos de feisbuc, eso es peor.

Con nostalgia lo vi tomar un colectivo con rumbo desconocido, mientras desde la ventana me guiñaba con la complicidad eterna entre el maestro y su profesa discípula. “Las dudas me atormentarán hasta el próximo encuentro” –me dije, al ver alejarse la camioneta bajo el metálico puente peatonal.

PRÓXIMA ENTREGA: “Los grupos de feisbuc me dan nauseas” – Continuación Entrevista al Maestro John Jairo Canasto, egresado de la escuela de cursos virtuales del SENA.